Si algo no funciona, algo hay que cambiar
En su libro La Inteligencia Emocional, Daniel Goleman cuenta la historia de un ciego que pedía limosna sentado en una vereda, con una gorra para recoger las monedas y un pedazo de madera en el que había escrito con tiza blanca: "POR FAVOR, AYUDEME, SOY CIEGO".
Un creativo publicitario que pasaba se detuvo y observó los pocos centavos en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel y la tiza y escribió otro mensaje.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el publicista pasó nuevamente frente al mendigo: su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien había reescrito su cartel y qué había puesto.
'Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras', le respondió el hombre.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: "HOY ES PRIMAVERA Y NO PUEDO VERLA".
Esta pequeña historia encierra una lección que podemos aplicar en cualquiera de los aspectos de nuestras vidas: cuando algo no funciona, no debemos abandonarlo y tenemos que tener constacia para cambiar cambiar.
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