No olvidemos hacer el bien

Hacer el bien es apasionante

Uno de los principales obstaculos para "vender" el bien es no saberlo hacer atractivo. Existe la opinión, bastante generalizada, de que basta con no hacer nada malo para ser bueno. De esta manera lo bueno aparece como algo aburrido o pesado y consiste básicamente en evitar los vicios. Incluso, en ocasiones, la maldad se disimula como debilidad y se hace risa y trivializa el mal.

Ningún ser vivo tiene la capacidad que tiene el hombre de hacer el bien o el mal. El actuar de los animales no puede calificarse moralmente, su acciones se rigen exclusivamente por el instinto. Los seres humanos también poseemos instintos, pero lo que define nuestra humanidad es precisamente la capacidad de elegir actuar en contra de ellos cuando nos dañan.

Tanto en la educación de los hijos como en el actuar cotidiano debemos reivindicar la capacidad del ser humano de hacer el bien y la felicidad que supone. Lejos de identificar lo bueno con lo aburrido, lo negativo o el no hacer nada, hacer el bien supone una apasionante y positiva tarea.

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