Pensando sobre la prudencia

En distintas ocasiones lo he comentado en Ser Audaces: vivimos demasiado deprisa, no nos tomamos tiempo para pensar y reflexionar, somos esclavos de la técnica y de lo inmediato. De esta manera resulta muy, muy difícil ser feliz. Además, existe la tendencia a ignorar las raíces y la sabiduría acumulada durante siglos de civilización. Contamos con un montón de medios técnicos pero en el fondo somos cada vez más analfabetos de la vida.

Para leer, por ejemplo a Aristóteles, no hace falta ser un cerebro, tan solo hace falta que seamos capaces de coger un libro, de sentarnos sin levantarnos durante media hora y forzar un poco la atención. Si así lo hicieramos seriamos capaces de leer lo que el filósofo considera principal virtud del que gobierna, algo que se dirige no sólo los politicos y empresarios sino también a los padres y madres de familia.

Para Aristóteles la principal virtud del buen gobernante es la prudencia y, como todas las virtudes, ésta no se aprende intelectualmente sino que se consigue por la práctica. Tres son los pasos a los que nos invita: 1- pedir consejo, 2- analizar y decidir y, 3- finalmente, hacerlo y mantenerse en lo decidido.

¿Cuántas veces actuamos así cuando tenemos que tomar decisiones? ¿Cuántas veces después de decidir algo nos echamos atrás o no somos capaces de cumplirlo, no por darnos cuenta que estabamos equivocados, sino por la sencilla razón de no haber pedido consejo o no haber parado a pensar y analizar antes de decidir?.

Parte de la solución a tantos males pasan por la lectura y consideración de los clásicos. Ellos no tenian tantos aparatos ni andaban tan deprisa, sin embargo ejercitaban mucho más una de las principales capacidades de los seres humanos: pensar y reflexionar.

Fuente

No hay comentarios: