Un pequeño cuento sobre la paciencia

Abraham y el viejito

De acuerdo a una historia hebrea tradicional, Abraham estaba sentado afuera de su tienda una noche cuando vio a un hombre viejo, cansado por su edad y jornada, caminando hacia él. Abraham se levantó y corrió para saludarle y le invitó a llegar a su tienda. Allí Abraham lavó los pies del viejo hombre y le dio comida y bebida.

El viejito inmediatamente empezó a comer sin orar o declarar una bendición alguna. Así que Abraham le preguntó, “No adora usted a Dios?”

El viajero viejo le respondió diciendo, “Yo adoro solamente al fuego y no tengo reverencia hacia ningún otro dios.”

Cuando Abraham escuchó esto se molestó bastante y agarró al viejo por los hombros y lo echó fuera de su tienda al aire frío.

Cuando el viejito había partido del lugar, Dios llama a su amigo Abraham y le pregunta donde estaba el viejo extranjero. Abraham replicó, “Yo le eché fuera porque no te adoraba”.

Dios contesta, “He sufrido a este viejito por unos ochenta años a pesar de que me deshonra. ¿No pudiste tu aguantarle una sola noche?”

Thomas Lindberg

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