
Quiero, debo hablar de mi felicidad: debido a ello me invade una desdicha incomprensible: el lenguaje -con que hablo- está en busca de un futuro, lucha contra el dolor -aunque fuera ínfimo-, que es en mí la necesidad de hablar de la felicidad. El lenguaje nunca tiene como objeto la pura felicidad. El lenguaje tiene como objeto la acción, cuyo fin es recobrar la felicidad perdida, pero la acción no puede alcanzarla por si misma. Si fuera feliz, ya no actuaría.
Georges Bataille
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