
Los otros dioses sugirieron ocultarlo en lo profundo de la tierra. Brahma respondió:
-No, porque el hombre excavará y lo encontrará.
Le sugirieron, pues, hundirlo en el fondo del mar.
-Tampoco -dijo Brahma- porque el hombre aprenderá a sumergirse y también allí lo encontrará.
En la montaña más alta, propusieron otros.
- No -insistió el gran dios-, porque un día el hombre subirá a las montañas y recuperará el aliento divino.
Los otros dioses se dieron por vencidos, incapaces de encontrar un lugar en donde el hombre no pudiera encontarlo.
Entonces dijo Brahma:
- Escondámoslo dentro del hombre mismo, jamás pensará en buscarlo allí.
Así lo hicieron y, a partir de ese momento, oculto en el interior de cada ser humano existe algo divino. Desde entonces, el hombre ha recorrido la tierra, ha bajado a los océanos, ha subido a las montañas buscando esa cualidad que lo hace semejante a Dios y que lleva en su interior.
Antigua leyenda hindú
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