
Así llegaron al hermoso lugar que guardaba muchos secretos. Allí se bañaron, pescaron, jugaron, y el tiempo se fue como agua entre los dedos, cuando se dieron cuenta comenzaba a caer la tarde y tenían bastante camino por recorrer.
Juan se preocupó mucho sobre que diría en su casa, y se puso a elaborar una buena mentira, Marcos lo vio tan callado y pensativo que le preguntó que le pasaba, Juan le contó que seguramente en su casa estarían muy enojados y le darían una buena paliza y por eso estaba pensando que mentira decir, y los dos debían ponerse de acuerdo para contar lo mismo. Marcos no podía creer lo que escuchaba, y le respondió; no podemos mentir, yo estoy acostumbrado a decir siempre la verdad, cueste lo que cueste y mis padres me escuchan y comprenden pero también sé que me privaran de algo que me gusta mucho para que no vuelva a cometer el mismo error.
A mí me enseñaron que la mentira tiene patas cortas y que al final siempre te descubren, por eso yo voy a acompañarte a tu casa y les diremos la verdad, pediremos disculpas y prometeremos no volver a repetirlo, tus padres entenderán, vos perderás el miedo y ganarás la confianza.
¿Sabés por qué Juan? Porque la Verdad nos hace libres.
Anónimo
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