La vejez

La negación de la edad es una tontería. Yo tenía miedo a esta etapa que empieza después de los sesenta años. Ahora, que más o menos estoy instalado en ella (tengo setenta y tres años), me doy cuenta que se me ha simplificado la vida, y la mayor parte de las cosas que antes me preocupaban, ahora creo que son boludeces, pero quedó lo esencial: el amor, los hijos, la justicia social, la solidaridad (y también el dulce de leche y la crema chantilly…)

Esta edad no está tan mal, el tema de la muerte siempre angustia, pero yo creía que iba a ser peor. Es una tontería hacerse el pendejo, fíjense si tuviera que ir al gimnasio, sería todo un laburo y no podría gozar de esto de hacerme el filósofo. Cuando cumplí sesenta años hice una fiesta en la Escuela. Y dije: tengo dos caminos, o me convierto en un viejo sabio, o en un viejo pelotudo. Lo último me pareció aburrido. Cuando no asumís la edad, no gozás ni la una ni la otra.

Comunica tus emociones

Meditación guiada para que aprendas a comunicar tus emociones y te sientas mejor.





Fuente

La vida y la muerte en este cortrometraje: Alumbramiento


Víctor Erice dirige para este recopilatorio “Alumbramiento” (”Lifeline” en su título original), rodado en riguroso blanco y negro, y lo ambienta en la España franquista de 1940, año en el que nació. El film, cargado de simbolismo, es una mezcla de diversos géneros cinematográficos que nos habla en lenguaje difuso de la muerte y la lucha por la vida, de las diferencias sociales, de la España rural aturdida por la guerra recién pasada y de la venidera en Europa.

Un espantapájaros que en lugar de sombrero de paja lleva en la cabeza un casco militar, una manzana y una serpiente deslizándose, un niño muy pequeño sangra, la madre despertada por un gato negro que hace balancear la cuna… imágenes que a modo de collage componen un trabajo metafórico, contemplativo, inquietante, intimista y eminentemente poético, donde los escasos sonidos se dejan caer en el momento adecuado jugando el papel de un símbolo más, evocador, abierto, pero en el que ningún elemento es banal ni sobra. Realmente emocionante.



Visto en Escrito con sentido

Sueños de semilla

En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades.

...Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.

En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.

Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas... para convertirse en árboles.
 

El jarrón de porcelana y la rosa

El jarrón de porcelana y la rosa
El Gran Maestro y el Guardián compartían la administración de un monasterio zen. Cierto día, el Guardián murió y fue necesario sustituirlo.

El gran Maestro reunió a todos los discípulos para elegir quién tendría el honor de trabajar directamente a su lado.

-Voy a presentarles un problema- dijo el Gran Maestro. -Y aquél que lo resuelva primero será el nuevo Guardián del templo.

Terminado su cortísimo discurso, colocó un banquito en el centro del salón. Sobre éste puso un jarrón de porcelana carísimo, con una rosa roja para adornarlo.

-He aquí el problema- dijo el Gran Maestro.