El dinero y la felicidad

El dinero puede comprar el placer... pero no el amor.

Se puede comprar un espectáculo... pero no la alegría.

Se puede comprar a un esclavo... pero no a un amigo.

Se puede comprar a una mujer... pero no a una esposa.

Se puede comprar una casa... pero no un hogar.

Se pueden comprar alimentos... pero no el apetito.

Se pueden comprar medicamentos... pero no la salud.

Se pueden comprar títulos universitarios... pero no la cultura.

Se pueden comprar libras... pero no la inteligencia.

Se pueden comprar tranquilizantes... pero no la paz.

Se pueden comprar indulgencias.... pero no el perdón.

Se pueden comprar la tierra... Pero no el cielo.


¡Cambia Tu Actitud Hoy!

Seguro, es fácil decir, "Cambia tu actitud y cambiarás tu vida," pero ¿cómo haces eso si no sabes qué hacer? Después de todo, si cambiar la actitud de uno fuera fácil ¿por qué no lo hace más gente? Especialmente si significa que pudieran ser más felices, más contentos, y mucho más exitosos?

Honestamente, yo no lo sé. Lo que sí se, sin embargo, es que cambiando la actitud de uno no tiene que ser difícil y, de hecho, puede ser bastante fácil. Todo lo que necesitas es emplear consistentemente unas pocas técnicas simples y estarás encaminado. Entonces, para que comiences, aquí están mis 10 consejos para mejorar tu actitud. ¡Buena suerte!

1. Piensa como quieres estar.
Es duro ser feliz, gozoso, exitoso, etc. si no piensas que eres una persona feliz, gozosa, y exitosa. Primero piénsalo, luego ¡hazlo!

2. Sonríe.
No hay discusión acerca de esto, las investigaciones han demostrado que sonreír tiene efectos tanto sicológicos como físicos. Entonces, ¡pon una sonrisa en tu cara y estarás encaminado hacia un cambio de actitud!

3. Sumérgete tú mismo.
Lee libros, artículos, revistas que te ayuden a comprender y a adoptar la nueva actitud. Mira películas o escucha música que te inspire y te anime a cambiar.

4. Cambia tus acciones.
Es duro cambiar tu actitud si sigues haciendo las mismas cosas de siempre de la misma manera. Haz las cosas diferente para comenzar a pensar diferente.

5. Cambia tu medioambiente.
Haz que tu medioambiente refleje la actitud que deseas tener. Crea el espacio físico que te haga querer cambiar.

6. Sigue al líder.
Encuentra a alguien que ya tenga la actitud que deseas tener. Sigue su dirección, aprende de su ejemplo.

7. Ayuda a otros (y ayúdate a ti mismo).
Una de las maneras más rápidas de cambiar tu actitud es quitar el centro de atención de ti mismo y ayudar a otros en necesidad.

8. Recibe un poco de ayuda de tus amigos.
Permite que todos sepan lo que estás haciendo y consigue su apoyo para ayudarte a cambiar y que te den ideas. Mientras más sientas que eres parte del esfuerzo de un grupo, es más probable que tengas éxito.

9. Consigue un profesional.
Si el cambio que deseas hacer es grande o es extremadamente radical, considera conseguir ayuda de un mentor, consejero, o entrenador. Estos profesionales pueden reducir el tiempo y la frustración que involucra así como también proporcionarte de muchas ideas nuevas para ayudarte a crecer.

10. Se paciente.
Reconoce que la mayoría de cambios ocurren lentamente, durante un período de tiempo extendido. Si no recibes resultados inmediatos, no te sorprendas y ¡NO TE RINDAS! Sigue trabajando, llegará.

Reflexiones sobre la prudencia

Un hombre prudente no pone todos sus huevos en el mismo cesto.
Miguel de Cervantes Saavedra.

Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.

René Descartes


Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.

Proverbio


Tanta prudencia se necesita para gobernar una casa como un imperio.

Emerson


Las locuras ajenas no nos harán jamás ser prudentes.

Napoleón

La prudencia

Según Wikipedia, la Prudencia es la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con cautela, definida por los Escolásticos como la recta ratio agibilium, para diferenciarla del arte recta ratio factibilium. De comunicarse con los demás por medio de un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado. De crear respetando los sentimientos, la vida y las libertades de aquellos quienes se puedan ver afectados por tu creación, sea tecnológica o artística.

Para la ética católica, la prudencia dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, el verdadero bien y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes, indicándoles su regla y medida.

Según el Nuevo Testamento: Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fortaleza de los hombres. ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte (1 Co 1: 25-27)

Según el islam: Un sabio llegó al poblado de Akbar y la gente no le dio mucha importancia. Apenas atrajo el interés de un pequeño grupo de jóvenes. Muy por el contrario, fue objeto de chacota de muchos habitantes del lugar. Cierto día paseaba con algunos de sus discípulos por la calle principal, cuando un grupo de hombres y mujeres se puso a insultarlo. El sabio se les acercó, y les dio su bendición.

Al alejarse de allí, uno de los discípulos comentó:

-Ellos dicen cosas horribles, y usted les responde con bellas palabras.

El sabio respondió:

-Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene.

Según la tradición hassídica (judaica): Cuando Moisés subió a los cielos para escribir una determinada parte de la Biblia, el Todopoderoso le pidió que colocase pequeñas coronas en algunas letras de la Torah. Moisés dijo:

-Maestro del Universo, ¿por qué quieres que coloque estas coronas?

Dios respondió:

-Porque dentro de cien generaciones un hombre llamado Akiva las interpretará.

-Muéstrame la interpretación de este hombre –pidió Moisés.

El Señor lo llevó al futuro, y lo puso en una de las clases del rabino Akiva. Un alumno estaba preguntando:

-Rabino, ¿por qué hay dibujadas unas coronas sobre algunas letras?

-No lo sé –respondió Akiva. –Y estoy seguro de que ni siquiera Moisés lo sabía. Él hizo esto sólo para enseñarnos que, incluso sin comprender todo lo que hace el Señor, de igual manera podemos confiar en su sabiduría”.

En el reino animal: El ciempiés fue a preguntarle al sabio del bosque, un mono, cómo podría mejorar del dolor de sus piernas.

-Esto es reumatismo – dijo el mono. –Tienes demasiadas piernas.

-¿Y qué puedo hacer para tener sólo dos piernas?

-No me irrites con esos detalles –respondió el mono. –Un sabio apenas tiene que dar el mejor consejo posible. Ahora tú te las ingenias para resolver el problema.

Una escena que presencié en 1997: un aprendiz de ocultismo que conozco, queriendo causar una buena impresión a su maestro, leyó algunos manuales de magia y resolvió comprar los materiales indicados en los textos. Con mucha dificultad, consiguió un determinado tipo de incienso, algunos talismanes y una estructura de madera con caracteres sagrados escritos en un orden establecido. Mientras desayunábamos con su maestro, éste comentó:

-¿Crees que enrollándote cables de ordenador alrededor del cuello conseguirás tener la misma eficacia de la máquina? ¿Piensas que comprando sombreros y ropas sofisticadas vas a adquirir al mismo tiempo la sofisticación y el buen gusto del que las creó?

»Los objetos pueden ser tus aliados, pero no contienen en sí mismos ninguna sabiduría. Practica en primer lugar la devoción y la disciplina, y lo restante llegará por añadidura.

En frente de Alejandro: el filósofo griego Anaxímenes (400 a.C.) se aproximó a Alejandro el Magno con la intención de salvar su ciudad.

-Te he recibido sólo porque sé que eres un hombre sabio, pero tienes mi palabra de rey de que jamás cumpliré lo que has venido a pedirme –dijo el poderoso guerrero frente a sus generales.

-Sólo vine a pedir que destruyas mi ciudad –respondió Anaxímenes. Y fue de esta manera como la ciudad fue salvada.

Fuente

Imagen: Alegoría de la Prudencia