Carta a la droga

Querida amiga:

Sé, que cuando leas esta carta, no te afectara lo que escribo en ella, ya que seguirás teniendo tantos admiradores como por desgracia siempre has tenido.

Cuando nos presentaron, apenas si me gustaste, fue al paso de los días lo que hizo que me gustara cada vez más estar contigo. Ya que solo me conformaba verte solo los fines de semana; luego también corría a tu lado a diario.

Fue tanto el gusto que le encontré a nuestra relación, que ya apenas si salía con mis amigos.
Poco a poco, me fui apartando más de ellos; unos porque no te querían y me aconsejaban que te dejase, y otros porque también estaban enamorados de ti, y no querían compartirte con ellos.
Nuestra relación cada vez se hacía más intima, ya no vivía más que para ti.
Mi primera falla fue anteponerte a mi familia, por lo cual, los fui perdiendo a todos.
Más tarde también por tu culpa perdí mi trabajo, al que no le prestaba la suficiente atención, y terminaron por despedirme.

¡Pero nuestra relación seguía adelante!

Era tal la dependencia que tenía por ti, que ya apenas podía hacer nada si no te tenía a mi lado. Añadiendo eso al tren de la vida que tenía que llevar, pronto me vi en la necesidad de tener que robar para poder estar contigo, aunque tú, no contenta con todo lo que le estaba haciendo a mi vida, cada día exigías más.

Has derrotado mi vida y mi salud, hasta que las secuelas de todo ello me llevaron casi a la muerte.

Gracias a Dios me he dado cuenta a tiempo, de que tu relación solo me trae desgracias.
Es por eso que he decidido escribir estas líneas para romper nuestra relación, con la esperanza de que todo el que la lea y tenga la desgracia de conocerte, pueda darse cuenta de que también destrozara su vida.

¡Hasta nunca!

P.D. Sí ya tienes la desgracia de conocerla, y tu amor por ella te impide dejarla, pide ayuda.
Y sobretodo no se la presentes a ningún amigo.

Todo lo que das es lo que recibes

Su apellido era Fleming, y era un granjero escocés pobre. Un día, mientras intentaba ganarse la vida para su familia, oyó un lamento pidiendo ayuda, que provenía de un pantano cercano. Dejó caer sus herramientas y corrió al pantano. Allí, encontró hasta la cintura en el estiércol húmedo y negro a un muchacho aterrado, gritando y esforzándose por liberarse.

El granjero Fleming salvó al muchacho de lo que podría haber sido una lenta y espantosa muerte.
Al día siguiente, llegó un distinguido carruaje a la granja. Un noble, elegantemente vestido, salió y se presentó como el padre del muchacho al que el granjero Fleming había ayudado.

–Yo quiero recompensarlo –dijo el noble–. Usted salvó la vida de mi hijo.

–No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice –contestó el granjero escocés.

En ese momento, el hijo del granjero vino a la puerta de la cabaña.

–¿Es su hijo? –preguntó el noble.

–Sí –contestó orgullosamente el granjero.

–Le propongo hacer un trato. Permítame proporcionarle a su hijo el mismo nivel de educación que mi hijo disfrutará. Si el muchacho se parece a su padre, no dudo que crecerá hasta convertirse en el hombre del que nosotros dos estaremos orgullosos –dijo el noble.

¡Y ahí sí, el granjero aceptó!

El hijo del granjero Fleming asistió a las mejores escuelas y, al tiempo, se graduó en la Escuela Médica del St. Mary's Hospital, en Londres, y siguió hasta darse a conocer en el mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.

Años después, el hijo del mismo noble que fue salvado del pantano estaba enfermo de pulmonía. ¿Qué salvo su vida esta vez? .... La penicilina.

¿El nombre del noble? Sir Randolph Churchill.

¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.

Para reflexionar luego de la lectura.

Alguien dijo una vez:
Lo que va, regresa.
Trabaja como si no necesitaras el dinero.
Ama como si nunca hubieses sido herido.
Baila como si nadie estuviera mirando.
Canta como si nadie escuchara.
Vive como si fuera el Cielo en la Tierra.

El esfuerzo

Los insectos y los animales casi siempre están en actividad; se preparan para el invierno o para la primavera, se bañan, limpian sus nidos, alimentan a los críos y hacen lo propio de sus especies. Siempre están completamente involucrados en lo que hacen. También podemos pensar que están plenamente satisfechos.

Podemos aprender de los animales. Para ser felices necesitamos mantenernos ocupados. Desatender las cosas cuesta caro. La negligencia echa todo a perder: los marineros saben todo esto con respecto de los barcos, los atletas lo saben con respecto de sus cuerpos, los estudiantes lo saben con respecto de sus mentes. Cualquiera que cuida un jardín, pronto descubre que la hierba brota naturalmente. No hay que sembrarla para que crezca por todas partes. La única manera de que las cosas mejoren es invirtiendo esfuerzo.

El esfuerzo debe hacerse porque SE DESEA; porque es nuestro privilegio y alegría aprender, probarnos nosotros mismos, ensayar y adquirir experiencias. El error que mucha gente comete es trabajar sólo por los resultados finales y no por el gusto de hacerlo. Entonces, si no obtienen resultados deseados, se desilusionan.

Puede suceder que un vendedor realice todas las llamadas telefónicas necesarias y no venda nada, y por ello llegue a la conclusión de que fue un mal día. ¡Nada de eso! El vendedor debe hacer las llamadas porque lo desea. Debe deleitarse en su propia capacidad de ensayar, de reafinar su habilidad y alegrarse por su capacidad de perseverar.

Emerson dijo: El premio a lo bien hecho es haberlo hecho. Afanarnos en exceso por los resultados nos aparta del presente. Puede ocurrir que nos aparta del presente. Puede ocurrir que nos concentremos siempre en el futuro, y no en lo que estamos haciendo. Este enfoque no nos permite gozar el momento presente. Al desligarnos un poco de los resultados podemos disfrutar lo que hacemos por el hecho mismo de hacerlo.

Trabajar porque nos gusta trabajar, eso es lo correcto. Los resultados siempre llegarán. Necesariamente tendrán que producirse. Es una ley. Sin embargo, si los resultados tardan en llegar o no llegan cuando tú lo esperas, no debes permitir que ello arruine toda tu semana (o año). Los resultados siempre llegan.

Andrew Matthews

Impresionante lección de vida y de valores humanos

Randy Pausch es un especialista en realidad virtual autor de Alice y prestigioso profesor de la universidad Carnegie Mellon. En este video nos muestra como imparte su última lección magistral en la que hace un optimista repaso de su vida y anuncia que le quedan pocos meses de vida.





El aliento divino

Hubo un tiempo en que los hombres que vivían sobre la tierra eran dioses. Pero fue tanto lo que pecaron, que Brahma, el dios supremo, decidió castigarlos privándolos del aliento divino. El gran dios, muy disgustado. decidió esconder dicho aliento en un lugar donde no pudieran encontrarlo y emplearlo nuevamente para el mal.

Los otros dioses sugirieron ocultarlo en lo profundo de la tierra. Brahma respondió:
-No, porque el hombre excavará y lo encontrará.

Le sugirieron, pues, hundirlo en el fondo del mar.
-Tampoco -dijo Brahma- porque el hombre aprenderá a sumergirse y también allí lo encontrará.

En la montaña más alta, propusieron otros.
- No -insistió el gran dios-, porque un día el hombre subirá a las montañas y recuperará el aliento divino.

Los otros dioses se dieron por vencidos, incapaces de encontrar un lugar en donde el hombre no pudiera encontarlo.

Entonces dijo Brahma:
- Escondámoslo dentro del hombre mismo, jamás pensará en buscarlo allí.

Así lo hicieron y, a partir de ese momento, oculto en el interior de cada ser humano existe algo divino. Desde entonces, el hombre ha recorrido la tierra, ha bajado a los océanos, ha subido a las montañas buscando esa cualidad que lo hace semejante a Dios y que lleva en su interior.

Antigua leyenda hindú